Un paseo por el Loira al atardecer
Déjese sorprender por un paseo al atardecer amenizado con un aperitivo a bordo: son todo un éxito. En verano, hacia las 19:00 h, los pasajeros toman asiento en los bancos de un barco tradicional. El marinero comparte su visión íntima y auténtica del río mientras empuña su bourde, una larga caña de madera que propulsa la embarcación en ausencia de viento.
Al atardecer, el paisaje es una delicia. Cuando la luz tarda en desaparecer de la superficie del agua, la barca se desliza hacia la selva de las boires (brazos muertos del Loira), rozando la orilla donde se puede ver un tronco que un castor ha mordisqueado a su manera afilado como un lápiz. En las tardes de luna, la oscuridad se vuelve envolvente y el oído toma el relevo, atento al canto de las ranas y a los trinos de los ruiseñores. Esa silueta sigilosa en la proa es, en efecto, un castor, con el hocico levantado por encima del agua. ¡Silencio!