El legado del genio en Amboise
François I visitaba regularmente a su amigo Leonardo da Vinci a través de un misterioso pasadizo secreto que unía el Château Royal d’Amboise con la casa solariega de Cloux. En su habitación del castillo, el maestro italiano daba los últimos retoques a sus últimas obras maestras: la Gioconda, Santa Ana y San Juan Bautista, hoy expuestas en el Museo del Louvre.
La Sala del Consejo, donde Luisa de Saboya y los grandes del reino se agolpaban para escuchar al genio, sigue siendo testigo de esta efervescencia creativa. Los muros de ladrillo rojo conservan el recuerdo de los apasionados intercambios entre el Primer Pintor del rey y sus prestigiosos visitantes, como el Cardenal de Aragón.
Transformado en residencia de recreo, este château d’agrément es ahora propiedad de la familia Saint Bris, que perpetúa el legado del maestro a través de animaciones en 3D e innovadores terminales sonoros.
