En Touraine, tierra de castillos y leyendas, nos gusta mezclar romanticismo e historia. Así que, para impresionar a su media naranja en una cena a la luz de las velas, aquí tiene algunas anécdotas para deslizar en la conversación
Todo comienza en la antigua Roma, con las Lupercales, fiestas dedicadas a Fauno, dios de la naturaleza y la fertilidad. Entre el 13 y el 15 de febrero, los jóvenes recorrían la ciudad azotando a las mujeres con tiras de piel de cabra para, según se decía, asegurar la fertilidad y la felicidad conyugal… Encantador, ¿verdad? Considerada demasiado pagana, esta tradición fue sustituida en 495 por una nueva fiesta: la de San Valentín, en honor a tres mártires del mismo nombre, por decisión del Papa Gelasio I.
Pero fue en la Inglaterra del siglo XIV donde San Valentín adquirió su dimensión romántica. En aquella época, se creía que el 14 de febrero marcaba el inicio de la época de apareamiento de las aves. Poco a poco, nació la costumbre de intercambiar tarjetas y notas dulces, una tradición que se extendió por toda Europa. En cuanto a Valentín de Terni, sacerdote decapitado en 269 por celebrar matrimonios a pesar de la prohibición del emperador Claudio II, en 1496 se convirtió en el santo paternal de los enamorados, consagrado por el papa Alejandro VI.
De la antigua Roma a los castillos del Loira, el amor siempre ha sabido atravesar las épocas… ¡y en Touraine encuentra un marco ideal para florecer!