Henri II, el marido rey de Inglaterra
El matrimonio de Leonor con Enrique II Plantagenet puso patas arriba el tablero político europeo. Dueño de un imperio que se extendía desde Escocia hasta los Pirineos, el nuevo rey eligió Chinon como base. Los primeros años de su reinado estuvieron marcados por una estrecha relación con Leonor: le confió la administración de Inglaterra y luego el gobierno de Aquitania.
Pero la década de 1160 marcó un punto de inflexión en su relación. Las numerosas infidelidades de Enrique, en particular con la bella Rosemonde, abrieron una brecha entre la pareja. El rey incrementó sus intervenciones en Aquitania, territorio que Leonor consideraba su patrimonio personal. En la Navidad de 1172, su última fiesta juntos en Chinon ya enmascaraba las tensiones que desembocarían en la revuelta de sus hijos.
Los hijos de Aliénor y la sucesión
Considera los retratos de los diez hijos de Aliénor en la Sala Plantagenet. Guillermo, el mayor, desapareció a los tres años. Enrique el Joven, coronado en vida de su padre, murió sin heredero. Ricardo Corazón de León se convierte en heredero de Aquitania, mientras que Geoffrey recibe Bretaña. Las tres hijas, Matilde, Leonor y Juana, refuerzan con sus matrimonios las alianzas con el Imperio Germánico, Castilla y Sicilia.
La decisión de Enrique II de legar los castillos de Chinon, Loudun y Mirebeau a su último hijo, Juan Sin Tierra, provoca la ira de sus mayores. Este reparto de territorios, fuente de tensiones familiares, presagiaba ya los trágicos acontecimientos que se avecinaban.
La rebelión de los hijos contra su padre
Primavera de 1173, los muros de la fortaleza resuenan con los preparativos de guerra. Junto a sus hijos Enrique el Joven, Ricardo y Geoffrey, Leonor organiza una rebelión contra su marido. Guillermo I de Escocia y Luis VII de Francia prestaron su apoyo a los príncipes rebeldes.
Vestida de paje para pasar desapercibida, la reina intentó llegar a París. Pero los hombres de Enrique II la capturaron en el camino de Blois. En Chinon, la misma fortaleza donde había disfrutado de tanto esplendor se convirtió en su prisión. La revuelta fracasa tras dieciocho meses de encarnizada lucha, y los hijos se ven obligados a pedir perdón a su padre.