A pocos metros del castillo de Azay le Rideau, en un entorno tranquilo, esta antigua granja de viticultores transformada en hotel le espera para una estancia inolvidable. Situado en una colina con vistas al valle del Indre, podrá relajarse en la piscina o saborear un chenin blanc.
No muy lejos de los castillos de Azay-le-Rideau e Islette, ofrece 10 encantadoras habitaciones, 6 de ellas excavadas en la piedra de toba. Además del confort de las habitaciones, se ha prestado especial atención a los espacios exteriores
¡Una hermosa e inusual parada troglodita!