Una historia de encanto y tradición
Construido en 1786 como posada de carruajes, el establecimiento se ha transformado a lo largo de las generaciones bajo el impulso de la Famille Jeudi, guardianes del local desde hace más de un siglo. En los tres salones contiguos, el encanto de antaño dialoga con la elegancia contemporánea, mientras que la potager de la posada alimenta la cocina tradicional francesa que se sirve a los huéspedes.
Las piedras centenarias albergan ahora un remanso de paz donde Antoine Jeudi y Julien Perrodin perpetúan el arte culinario con pasión. El menú a base de plantas se codea con deliciosas creaciones inspiradas en el terruño.
