Castillo de LangeaisCastillo de Langeais
©Castillo de Langeais|ADT Touraine - Renaud L. WhoisReno

Luis XI en el punto de mira en el castillo de Langeais

Luis XI en Langeais: 600 años de historia en el corazón de los castillos del Loira

Encuéntrese con Luis XI en el château de Langeais, una fortaleza emblemática entre la Edad Media y el Renacimiento. Descubra esta joya construida en 1465, donde la historia del rey constructor le llevará en un fascinante viaje al corazón de los castillos del Loira.

El rey y su castillo

¿Quién era realmente Luis XI?

Nacido en Bourges en 1423, Luis XI marcó profundamente la historia de Touraine. Tras una infancia transcurrida entre Loches y Amboise, este soberano apasionado por la arquitectura transformó la región en un auténtico centro de poder real. Astuto estratega, hizo construir el castillo de Plessis-lès-Tours como residencia principal.

Apodado «el aragonés universal«, este polifacético monarca extendió su influencia más allá de las fronteras del reino. Su capacidad negociadora y su gusto por las artes tuvieron un impacto duradero en el Val de Loire. En Langeais, su voluntad de constructor se expresó plenamente: en 1465, hizo construir allí una innovadora fortaleza, combinación única de poderío defensivo medieval e incipiente refinamiento renacentista.

La construcción del castillo fortificado en 1465

Confiada a Jean Bourré, fiel consejero del rey, y a Jean Briçonnet, alcalde de Tours, la construcción del nuevo castillo marcó un punto de inflexión en la historia de Langeais. Sobre los restos de la antigua fortaleza destruida durante la Guerra de los Cien Años, las obras comenzaron con ambición. Los obreros se afanan en torno a las grandes torres y al puente levadizo, mientras los aparatos de elevación se afanan en izar la piedra de toba.

Las obras progresan rápidamente: en sólo cuatro años, una residencia innovadora se levanta del suelo. Este audaz proyecto reflejaba la visión de Luis XI: crear una residencia que combinara el poder defensivo de un castillo-fortaleza con los primeros refinamientos de una residencia señorial. Una proeza arquitectónica que ya anuncia los futuros esplendores del Val de Loire.

Arquitectura entre la Edad Media y el Renacimiento

Cruza el puente levadizo de esta residencia única y admira sus dos llamativas caras arquitectónicas. En el lado de la ciudad, las altas torres y matacanes recuerdan el poder defensivo del siglo XV, mientras que la fachada interior se abre generosamente al parque con sus ventanas ajimezadas.

En los pisos, se revela el refinamiento de los primeros años del Renacimiento: techos afrancesados, chimeneas monumentales y preciosos tapices dan testimonio del estilo de vida de la nobleza. El paseo parapetado ofrece unas vistas impresionantes del valle del Loira, declarado Patrimonio de la Humanidad.

Paraíso del Renacimiento.

¡Descubra el castillo de Langeais!

Sumérjase en el corazón de la historia en el château de Langeais, una joya del Valle del Loira entre la Edad Media y el Renacimiento. A través de 15 salas ricamente amuebladas, explore el mundo de Luis XI y reviva la boda real de Ana de Bretaña y Carlos VIII, narrada por Stéphane Bern. Pasee por el parque con sus árboles centenarios y disfrute del entretenimiento para grandes y pequeños.

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Un castillo con dos caras

La fachada defensiva del lado de la ciudad

Aprecia el imponente tamaño de esta fachada, que se alza orgullosa en la calle principal de Langeais. Las siete macizas torres de piedra toba hacen guardia, mientras que el pont-levis se eleva entre dos poderosas torres porticadas. En la parte superior, una serie de matacanes finamente esculpidos coronan el conjunto, uniendo arte y defensa.

Esta austera fachada no es, sin embargo, más que un trampantojo ideado por los arquitectos de la época. Su función es ante todo simbólica: impresionar al visitante y afirmar el poder del castillo. Las estrechas ventanas y aspilleras, hábilmente colocadas, crean un fascinante juego de sombras sobre la piedra rubia a medida que pasa el día.

Elegancia renacentista en el lado del parque

Déjese seducir por la metamorfosis del castillo en el lado del jardín. Los altos ventanales se abren generosamente hacia el parque, bañando las salas de recepción con una suave luz natural. La perfecta simetría de la fachada y sus esbeltas torrecillas de escalera anuncian ya la elegancia del Renacimiento.

Los ornamentos de follaje tallados y los refinados detalles arquitectónicos contrastan armoniosamente con la austeridad de la cara norte. Tómese su tiempo para observar el juego de luces y sombras sobre la piedra de toba rubia, que revela la delicadeza de las esculturas que adornan cada hueco. Esta fachada atestigua la evolución de los gustos de la nobleza, que ahora prefiere la comodidad y el confort a las funciones defensivas.

La fachada norte del palacio de la Reina de Francia es una de las más bellas del mundo.

Los apartamentos reales

Regrese al privilegio de entrar en los pisos privados de la nobleza del siglo XV. Estas magníficas habitaciones, acondicionadas bajo Luis XI, le transportan a la intimidad de los grandes señores de la época. Las suntuosas colgaduras y el excepcional mobiliario evocan el refinamiento que pretendía el rey constructor.No se pierda el dormitorio de estado, donde la cama con dosel ricamente tallada es testigo del prestigio de sus ilustres ocupantes.

En la cámara del consejo, admire los excepcionales tapices que trazan los numerosos logros del soberano, desde Flandes hasta Roma. El gabinete privado, por su parte, desvela una colección única de objetos preciosos que pertenecieron al séquito real y que reflejan el esplendor de este periodo crucial entre la Edad Media y el Renacimiento.

Cuartel de la Reina.

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